Buen viaje, señor presidente.
Buen viaje, señor presidente, escrito originalmente en 1979, es el primero del compendio de doce cuentos escritos y redactados por Gabriel García Márquez a lo largo de dieciocho años, que conforman el libro llamado Doce cuentos peregrinos.
Resumen
Narra la historia de un viejo presidente derrocado por un golpe militar en Martinica que viaja exiliado a Europa, más precisamente a Ginebra, en busca de la cura para un problema de salud. El Presidente es un hombre viejo, con una salud que se vuelve cada vez más endeble, sin embargo no ha perdido su prestancia ni su dignidad. Cierta tarde en un café ve a un hombre al que cree reconocer de algún lugar, y se da cuenta que ya ha visto antes a aquélla persona en distintos lugares, lo que definitivamente no es una casualidad, y lo que le genera temor, o quizás es sólo una manía persecutoria. Aquél hombre resultará ser un compatriota suyo que lo ha reconocido en el hospital en que se atiende el presidente y donde el hombre, que se llama Homero Rey de la Casa, trabaja de chófer de ambulancia. Homero resulta ser un ex militante del partido del Presidente a quien él no recuerda. El presidente lo invitará a almorzar, y en retribución Homero lo invitará a cenar en su humilde casa junto a su esposa Lázara. El problema de salud del Presidente parece que le costará la vida, o, al menos, los pocos recursos que le quedan en el mundo para hacer frente a los gastos hospitalarios. Durante la cena Lázara y el Presidente tienen algunas discusiones, porque ella es desconfiada, y pretende que el Presidente les dé algo por lo mucho que Homero hizo en sus años de militante. Sin embargo, el Presidente es un hombre empobrecido y sin contactos, de quien nadie se acuerda, y al que la mayoría da por muerto por un artículo que salió en un periódico. Y pondrá de manifiesto su miseria cuando le pide a Homero que le haga el favor de vender algunas joyas, medallas y condecoraciones, y hasta su anillo de casados y reloj de oro, para pagar la cuenta de la operación. Lázara se encarga de esa tarea, después de cuidar al Presidente en el hospital, y de alojarlo en la casa hasta su recuperación. Entonces, con la ayuda económica del humilde matrimonio el presidente vuelve a la Martinica, desde donde escribe una larga carta de agradecimiento y cuenta su intención de volver, con setenta y cinco años, a su país a formar un grupo revolucionario.
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